SOBRE LO QUE APARECE

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28.5.13

II. el amor en el tiempo: se perdona, no se olvida

Ese viaje, esa estancia que pude vivir, me trajo la cercanía de
la Amistad y el Terror 
la Felicidad y el Llanto
la Compañía y la Soledad
la Pasión y la Humillación
la Dicha y el Miedo
la Humildad y la Crueldad 
el Amor y el Dolor

Lloré tantas veces lo que allí sentía, en la misma estancia y al regreso. Fueron muchas las horas en aquel extraño, confuso y doloroso sentimiento.

Ahora que te lo cuento, es como si realmente esté abriendo la caja de pandora que habita en mi interior. He pasado tantos años intentando dejar atrás cada momento doloroso del ayer, que me había olvidado que en realidad, seguía ahí, en mi. El dolor ha de salir para que los recuerdos permanezcan puros en su esencia, para que no alberguen mal hacia mi misma ni hacia los otros seres pertenecientes al camino. Mis recuerdos son ahora, una grata sensación de libertad y un conjunto de amor para tantos que me acompañaron.
Mi estancia en Benposta Bogotá, fue de lo más cariñosa. Es una comunidad regentada por Pequeno, un ser de los pequeños grandes hombres que habitan entre nosotros para que a través de él, podamos comprobar que "todo es posible cuando es el propósito de que así sea". Benposta Bogotá me abrió sus puertas y me acogió con el amor y el calor de una más en la familia. Destaco a unas personas que me apoyaron en mi tantos momentos, ellas han estado en mi camino desde entonces, y en mis pensamientos. Su acogida, su consuelo al estar conmigo y permitirme dejar de sentir como una extraña en tierra lejana y extraña fueron las claves para sobrevivir en mi caída.

Hay que sacar de dentro los sentimientos, expresarse, sentirse libre y en libertad, compartir. 
Cuando hablas de algo que puede preocuparte, es menos duro cuando lo compartes. No quiere decir que deje de existir una preocupación, pero si, se ve como algo de menor grado y duele incluso menos. Cuando puedes por fin liberarlo del todo, es cuando realmente sientes que el ciclo se cierra. Y este, parece ser el punto en que me encuentro. Transcurridos los años que habían de pasar, creo que este el el punto y final a lo que en 1996 daba comienzo. 

Parece que fue ayer cuando mi corazón se abría para tiempo después cerrarse y protegerse sin darse cuenta de que así, se impedía volar. Tod lo hecho por intentar que el sufrimiento fuese menor, apenas le llegó apra seguir sufriendo día tras día por no lograr descifrar la combinación marcada para abrirse al mundo de la liberación, estender las alas y volar. 

Hoy doy por terminado este tiempo de oscuridad. Abro mi alma al Ser que me habita, agradecida de tener esta oportunidad para despedirme de mi ayer, y darle la bienvenida al ahora, a mi. Abro las grandes alas que porta mi espalda para seguir el camino en la luz.



"Y sabes cuál ha sido el punto de inflexión para tener que escribir estas frases...
Que luego de 16 años he encontrado una música que escuchaba en Colombia y que no logré encontrar por la red ni en tiendas hasta hoy, que por estas "casualidades" del destino he ido enlazando a diferentes personajes hasta llegar a encontrarme con una canción que secaba mi llanto desde las profundidades palpables de mi alma."

/Agradecida por el tiempo aquí.

I. el amor en el tiempo: se perdona, no se olvida

Que el tiempo pasa, lo sabemos. Muchas son las maneras en que podemos comprobar que este hecho, es algo que nos sucede a todos y a cada uno de los que habitamos en algún momento y lugar este tiempo.

Hoy es un día interesante. Los recuerdos de amores pasados aparecen de manera al menos  curiosa, abren las puertas en este ahora. Se juntan en mi mente y me dicen que el tiempo sigue su curso, que estamos unos, mientras que otros incluso, han partido ya. Todos formamos el camino de la vida, el sendero que transitamos unos y otros se acerca por momentos y se aleja en otros. Siendo siempre todos una parte del mismo, estemos aquí o allá. 

Todo empezó a moverse al mirar unas fotografías. Ver todo aquello, la historia, el lugar, hizo regresar a mi cabeza recuerdos de un mundo lejano en la distancia y próximo en sentimiento. El tiempo pasa, los años avanzan y todo, parece aún estar donde estaba. 

Me remonto a años atrás y la verdad, no tengo consciencia de si hoy habría sido en otro tiempo, un día señalado por algún motivo. Lo que sí tengo presente es que hizo 16 años que un mes de diciembre viajé rumbo a Bogotá. Toda una experiencia que me dio la oportunidad de ser como soy. Me ofreció la oportunidad de ser más valiente, el conocer de cerca la humildad cuando nada se tiene y todo se comparte. Y sí, también me provocó un gran dolor interno que se incrustó en mi corazón, y que permanece oculto en el intento de deshacerse y de sanar por siempre. Tras una despedida, y sin apenas darme cuenta de lo que realmente sucedía, pasaban los meses y con ellos se acercaba el día de mi partida, mientras tanto, preparaba el viaje y hacía las maletas para el reencuentro, para el gran paso que llegaría. 

Sin duda fue una gran experiencia para mi. Algo parecido a la Gran Aventura que el Cura quería hiciese por aquellas tierras colombianas, se ha ido sin saber que mi experiencia fue más intensa aún que su propósito... algo que al igual que mi estancia en Benposta, tampoco se va del alma, permanece en el corazón. Vivencias que fortalecieron y escudó mi ser, de tal modo, que me ha permitido estar ajena a mi misma y a la vez, bloqueada internamente.
Aquel tiempo estuvo lleno de tal cantidad de sensaciones, de sentimientos, de alegrías, de dolores, de risas y de llantos. Fueron meses profundos en lugares maravillosos, en un país lejano y cercano que me dio el calor puro de la amistad. Agradezco esa experiencia a muchas personas que la hicieron posible...

/Agradecida por el tiempo aquí.